“El bebé está muerto. No podemos ayudarte aquí”. Cuando escuchó esas palabras devastadoras, la embarazada Yasmelis Casanova ya había soportado un largo y doloroso recorrido, pasando por múltiples puestos de control de la covid-19, hasta llegar al hospital en Caracas, Venezuela. Sangró durante horas sin tratamiento. Cuando los médicos de un segundo hospital finalmente la operaron, le quitaron los ovarios sin su consentimiento previo. Luego, se tuvo que quedar 20 días internada allí, casi completamente sola, ya que a causa de las restricciones por el nuevo coronavirus, las visitas estaban prohibidas.