Reino Unido se la tiene jurada a los tejones. El Gobierno británico ha aprobado extender a once nuevas áreas de Inglaterra las licencias para sacrificar estos mustélidos, una medida concebida para mitigar la tuberculosis bovina en el ganado que transmiten estos mustélidos, pero cuya eficacia la ciencia pone en duda. Más de 60.000 ejemplares, según denuncian veterinarios y animalistas, están ahora en riesgo de morir: a tiro limpio, si se les descubre andando por el campo o por las calles, o sacrificados, si se los captura vivos.