El contacto físico entre las personas no ocurre (ni se permite que suceda) del mismo modo que antes de la pandemia de coronavirus. “Ha llegado a nuestras vidas una nueva forma de relación y eso afecta profundamente a los más jóvenes”, asegura Rocío González Herrera, psicóloga infanto-juvenil. Los adolescentes han sufrido durante el confinamiento y siguen viviendo de un modo intenso y con estrés esta situación. “Están experimentando desregularizaciones emocionales más intensas que los niños pequeños. Esto es porque en esta etapa es donde la socialización es primordial. El ser parte de un grupo es algo que se ha visto limitado considerablemente”, refiere la profesional.