Unas 13.000 personas se han quedado a la intemperie tras el incendio que arrasó esta semana el campo de refugiados más grande de Europa. Mientras el Gobierno heleno les reubica en otro campamento temporal y sin que la UE acuerde una solución para ayudarles a salir de la isla griega, cientos de familias y niños no tienen más escapatoria que dormir al raso