Estudiar ya no es un verbo que se conjuga solamente en los primeros años de la vida adulta. De manera paulatina, se observa una mayor demanda de formación superior por parte de los mayores de 30 años, que obedece a distintas razones pero, sobre todo, a una máxima que se está imponiendo en el siglo XXI: aquella persona que dé por finalizado su aprendizaje tiene un problema. “Seguir formándose a partir de los 30 es una realidad y una buena noticia, porque representa una búsqueda del conocimiento constante”, asegura Ricardo Mairal, rector de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED). “Antiguamente, la formación adquirida en la primera juventud era más que suficiente para tener una carrera profesional exitosa pero actualmente ya no es así”, señala Francisco González Bree, profesor de innovación en Deusto Business School.