A los más jóvenes les preocupa la crisis climática. Y no solo les preocupa, sino que, además, se movilizan: se estima que las manifestaciones por el clima de septiembre de 2019 reunieron a casi dos millones de manifestantes en edad escolar pertenecientes a más de un centenar países. Exigían la toma de medidas urgentes y reales para combatir el deterioro del planeta. Las consecuencias para la salud física de ese deterioro se conocen, pero los efectos psicológicos que genera la crisis climática global apenas han sido investigados. Es lo que se denomina eco-ansiedad o angustia climática, un tipo de ansiedad de la que se desconoce su prevalencia en el mundo debido a la falta de investigación, pero que según los indicios podría ser especialmente preocupante entre los niños y jóvenes.