Se avecina un otoño complicado para quienes tenemos hijos en edad escolar. Más allá de las dificultades propias de la pandemia o de la situación económica, nos vamos a enfrentar a otro gran desafío: acompañar a nuestros vástagos en una educación cada vez más virtual, incluso para los más pequeños. Todo resulta más difícil si tenemos que compatibilizarlo con nuestro trabajo y, mucho más, si somos sensibles al impacto negativo que pueden tener los dispositivos digitales en el desarrollo cerebral de los menores.