Cuando a finales de marzo casi toda España quedó paralizada por la pandemia del coronavirus, Pablo Alborán tomó una decisión: montarse “un pedazo” de estudio de grabación en casa. “Lo renové entero. Decidí armarlo bien. Me temía que todo iba a ir a peor y entonces dije: ‘Si sé trabajar con un portátil, pues se acabó. Me voy a poner a saber cómo se monta un buen estudio con un ordenador”, cuenta. Llamó a sus ingenieros y lo primero que quiso saber fue el modelo de micrófono que había usado en su anterior álbum. A partir de ahí, les fue consultando de todo hasta ponerse manos a la obra con el fin de grabar un nuevo disco, que ya está terminado, se llamará Vértigo y saldrá a finales de año.