Ha tenido muchos nombres, no siempre negativos: inteligencia colectiva, web 2.0, capitalismo de plataformas, de vigilancia, feudalismo digital. No es una tecnología, ni una aplicación, ni un fenómeno que solo afecta a las redes sociales, sino el modelo de negocio que se inventaron Google y Facebook cuando la burbuja de Internet estalló en marzo de 2000, dejando miles de metros cuadrados de servidores vacíos, cientos de programadores en paro y un agujero negro donde antes había financiación. Tuvo tanto éxito que ha transformado el mundo en que vivimos: de la agricultura a la educación, del transporte a la Administración pública, de la economía a la comunicación pública o la salud.