No es necesario abrir los ojos para ver. Con los ojos cerrados podemos realizar viajes exóticos, volar, hablar con personas de otras épocas e incluso atrevernos a hacer lo que más nos asusta. Sin embargo, a lo largo de la historia se ha penalizado la imaginación abocándola únicamente al mundo de la creatividad o del arte. Hasta se ha ridiculizado como una habilidad exclusivamente infantil. También se suele decir que la imaginación no tiene ningún valor si no genera o provoca una acción real y visible. Pero esta es una idea equivocada, la imaginación incita a actuar y puede ayudarnos a ser más productivos. Has oído bien. Vamos a apoyarnos en la neurociencia para desmitificar esta teoría y poner en valor este súper poder de ver con los ojos cerrados.