Christine Harada es ahora una “inversora de impacto climático” que apoya la campaña de Joe Biden, pero antes tuvo uno de los trabajos más desconocidos y, al mismo tiempo, más influyentes que se pueden hacer en una administración pública para combatir el calentamiento global: durante la segunda Administración de Obama, esta ingeniera fue la Directora Federal de Sostenibilidad, lo que significó hacerse cargo de los 360.000 edificios y 650.000 vehículos del Gobierno estadounidense.