Bienvenido sea todo esfuerzo por rescatar una obra de Rosa Chacel y darla a conocer a los lectores de hoy. Más si se hace en una edición cuidada y exquisita, de portada tan hermosa como exacta y con prólogo de Marta Sanz, autora “con tirón”, cuyas palabras quizá puedan sumarle lectores a la escritora vallisoletana, dada la popularidad de la prologuista y su empeño por hacernos cercana y actual una figura tan impar y a la vez tan escarpada y abismática como Rosa Chacel. Intelectualmente hablando, claro. Fue también una persona única: exigente y generosa, nos entregaba su tiempo si estábamos dispuestos a arañar superficies y decapar tanta costra rancia e improcedente, para después excavar y profundizar. ¡Tan mal se había contado o historiado su trayectoria literaria y parte de la de su generación!