Celebration se rodó entre 1997 y 2001, coincidiendo con los últimos años de trabajo de Yves Saint Laurent. El documental pretendía formar parte de los fastos que su socio y compañero durante medio siglo, Pierre Bergé, quería para la despedida del mito. Pero algo se escapó a su férreo control y lo que afloró no fue solo el tremendismo de un genio cautivo en su ocaso, sino el papel del propio Bergé en ese encarcelamiento, en esa vida que en palabras del empresario era la de un “sonámbulo” que no debía ser “despertado”. La película se estrenó en la Berlinale de 2007, pero acabó secuestrada por los abogados de la maison para revivir ahora, cuando ya están muertos sus protagonistas. Se trata de un documento fascinante sobre el crepúsculo de un dios de la moda que formalizó su retirada en enero de 2002, a los 65 años, seis antes de morir. Como ocurrió meses antes en un homenaje en Nueva York que recoge el filme, Saint Laurent apeló a su inclinación natural al dramatismo al describir la moda como un oficio que aunque no es un arte se vale de personas que se comportan como artistas. “Es decir”, sentenció, “debemos sacrificarlo todo por nuestro trabajo, a veces incluso hasta nuestras vidas”.