“Seré un monstruo, pero no estoy loco”, dijo Leopoldo María Panero a Babelia durante una entrevista en el psiquiátrico de Las Palmas de Gran Canaria. Monstruo o loco, el autor de El último hombre fue sobre todo un poeta torrencial que dejó a su muerte -acaecida el 6 de marzo de 2014- un reguero de textos inéditos. Hace dos años se publicaron, en edición de Túa Blesa, Los papeles de Ibiza 35 (Bartleby), un volumen que reúne ensayos, traducciones y un poemario completo: No, no somos ni Romeo ni Julieta ni estamos en la Italia medieval, escrito entre 1968 y 1971, período en el que el autor novísimo publicó también uno de sus libros fundamentales: Así se fundó Carnaby Street. Ahora le llega al turno, de la mano de la editorial Huerga y Fierro, a La mentira es una flor. Al contrario que otros textos póstumos, no se trata esta vez de un libro primerizo sino, en palabras del autor de la edición -Ángel L. Prieto de Paula-, de un “conjunto unitario, acabado y exento” que el poeta entregó a su editor tres años antes de morir en Las Palmas.