El principio del fin de Mitrice Richardson empezó con una cuenta sin pagar en un restaurante de Malibú (California), donde había ido sola a cenar. 89 dólares le habían costado un cóctel y un caro filete de ternera de Kobe (76 euros al cambio actual). Mitrice se levantó de su mesa. Salió del local. Pero el gerente del establecimiento fue tras aquella joven negra de 24 años y le pidió que volviera a entrar, que pagara. Ella no podía. Que no llevaba dinero en metálico ni tarjetas, le dijo. Y también le aseguró al personal que era de Marte.