“El corazón del Pacífico Norte”, así denomina el oceanógrafo polar Kay Ohshima el mar de Ojotsk. Y este corazón se está debilitando por el calentamiento global, advierte. El hielo que se genera a principios de cada año al norte de este mar, que se extiende desde las costas de Siberia hasta la isla japonesa de Hokkaido, crea corrientes submarinas ricas en oxígeno y sustancias que nutren todo el Pacífico Norte. Si disminuye el hielo, se reduce también ese aporte esencial para la vida marina. Según datos de la organización no gubernamental Berkeley Earth, la temperatura ambiental en la zona ha aumentado casi tres grados centígrados desde la década de 1880, más del doble de la subida media del planeta. Cada febrero, los témpanos flotantes suelen llegar hasta Hokkaido, un grandioso espectáculo cuya continuidad depende del clima de los polos, de la salud de la Tierra.