Las reglas del juego han cambiado. Cada vez somos más conscientes de ello y, afortunadamente, también nos vamos adecuando paso a paso a las nuevas costumbres y formas de desarrollar tanto los antiguos como esos recién adquiridos hábitos. Por eso, aunque antes era bastante reacia y perezosa para salir a correr al aire libre, ahora que he decidido prescindir del gimnasio y mantenerme lo más aislada posible, los paseos y carreras por calles y parques son mi salvación.