Solo de extraordinaria cabe definir la evolución de Ramón Bilbao en los últimos años. Tras un periodo de plácida quietud, con sus vinos bien posicionados, la bodega, bajo la dirección técnica de Rodolfo Bastida, ha puesto en marcha nuevos proyectos, como la vanguardista Lalomba, y ha lanzado una gama de vinos con el espíritu de la singularidad que aportan el terruño y la vieja cepa lugareña. En este caso, la garnacha riojana plantada en las laderas agrestes de la sierra de Yerga, al sureste de la región, entre carrascales y hierbas de monte, donde los vientos y el diferencial térmico marcan la diferencia.