¡Qué puto año! No hay forma de vender 2020 como algo más que un páramo desolado cubierto de mierda. Una de las cosas que más me sorprenden de España es el nivel de autodesprecio que tiene respecto a sí misma, el rechazo casi constante hacia cualquier cosa positiva. Tal vez, si miro al mundo ahora mismo, podría entenderlo. Pero la verdad es que, ahora más que nunca, encuentro cosas aquí que no sólo me permiten afrontar 2021, sino que, además, me atrevo a decirlo, me hacen incluso seguir teniendo esperanza en la prosperidad.