Como este año la Navidad es muy rara —no debería ni haberla, por favor—, me imagino que algunos se consolarán de esa carencia con películas evocativas de lo que solía haber y no hay. Hace poco escribí de un documental de 1927, y, hasta donde sé, han sido bastantes las personas que se han apresurado a verlo o buscarlo. El mérito no es mío, sino de la visibilidad de esta página. Por eso me animo a recomendar hoy ciertos clásicos olvidados, que tal vez procuren distracción en estas fechas de (pre)confinamiento.