La decisión de Google, utilizado por un 72% de internautas en España, de eliminar, a partir de 2022, las third party cookies o cookies a terceros (las que el navegador coloca en el ordenador del usuario y lo siguen por todas las páginas que visita) es ni más ni menos eso, el fin de un tipo de cookies. Importantes, por supuesto, ya que son las que utilizan anunciantes y agencias para conocer a los consumidores, sus gustos, intereses o aficiones. “Se cae más de la mitad de lo que llamamos publicidad dirigida o segmentada”, admite Mikel Lekaroz, consejero delegado de Adbibo / Next 14 y miembro de la junta directiva del Interactive Advertising Bureau, IAB Spain. Pero no por ello se acaba el mundo, según coincide la docena larga de expertos en marketing digital y publicidad consultados. Sí lo interpretan como el fin de ciclo de una publicidad que, buscando ansiosamente la personalización, ha pecado de intrusiva y poco transparente.