Durante el invierno el cabello sufre un doble impacto. Por un lado, continúa lo que se conoce como fase telógena (que empieza ya en otoño): un periodo de caída capilar agudizada por la falta de luz. Esta carencia reduce el nivel de estrógenos, produciendo un debilitamiento del pelo. Por otro lado, el contraste entre el frío del exterior y el calor de las calefacciones en el interior, sumado a un mayor uso de secadores —para no salir a la calle con el pelo húmedo— y de gorros —que provocan falta de transpiración del cuero cabelludo—, hacen que el pelo se reseque y pierda volumen e hidratación. Esto se traduce en una mayor debilidad del mismo, más facilidad para quebrarse o tener las puntas abiertas, falta de brillo y de color. Pero también el estado de ánimo y de salud influyen, y, desde el año pasado, la covid-19 ha intensificado y agravado los problemas capilares. Según un estudio realizado por los laboratorios Arkocapil (especialistas en complementos alimenticios), el 80% de los encuestados declararon que el pasado 2020 sufrieron más alteraciones capilares de lo habitual, y el 91%, más caída de cabello. Los expertos achacan esta mayor pérdida de masa capilar tras el confinamiento a la angustia y el estrés. Ahora aseguran que esta caída es aún más notable en quienes han pasado la enfermedad. “El virus daña la raíz de los folículos pilosos e interrumpe su ciclo de crecimiento, provocando una caída masiva a los dos o tres meses de padecer la infección”, explica el doctor Sergio Vañó, experto en tricología del Grupo de Dermatología Pedro Jaén, en Madrid. “A esto se le denomina efluvio telógeno”, apunta. “La buena noticia es que el pelo se regenera de forma natural siempre que la dieta le aporte los nutrientes necesarios, como vitaminas, aminoácidos y minerales capaces de sintetizar la queratina [proteína constituyente del cabello]”, concluye. La doctora Amira Chehade, de la clínica Insparya, añade: “En caso contrario, se pueden hacer infiltraciones de plasma rico en plaquetas para aumentar el espesor de los folículos pilosos o de mesoterapia, que es un cóctel de 51 ingredientes activos [creado por científicos de la Universidad de Oporto con el Instituto i3S] como los péptidos biomiméticos, sales minerales, coenzimas, complejos vitamínicos, ácido hialurónico o antioxidantes”.