Quemadas vivas, descuartizadas, apalizadas, asesinadas con arma de fuego, acuchilladas… Desde 2000, más de 46 mujeres en situación de prostitución han sido cruelmente asesinadas en España, incluso aquellas que habían denunciado como testigos protegidas. Ellas ni siquiera entran en las “cifras oficiales” de violencia de género, por lo que sus nombres caerán en el olvido y sus vidas no dejarán huella en esa estadística. Es evidente que para quienes gobiernan sus muertes son de “segunda”, ya que no se les da la misma importancia que a otras violencias.