Muchas parejas se rompen porque no se sienten queridas. Uno espera algo que nunca ocurre y se siente frustrado porque la otra persona no valora los esfuerzos que ha hecho por ella. Las dificultades surgen porque no se cumplen las expectativas cruzadas. En el fondo, el problema no radica en la falta de amor, sino en las distintas maneras de expresarlo. Imagine que un español y un japonés intentan conversar sobre literatura en sus lenguas maternas. Habría un desencuentro en la conversación. Pues en el amor sucede algo parecido.