José María Gálvez no es un estudiante universitario cualquiera. Después de toda una vida como ingeniero superior de minas, decidió seguir los pasos de tantos otros en su familia materna y se matriculó en la carrera de Derecho. Hoy, con 85 años, sigue haciendo algún que otro proyecto y cursa segundo de Derecho en la Universidad de Alicante, y aunque tiene claro que no ejercerá nunca, está decidido a terminarla: “Lo prefiero a jubilarme y ponerme a jugar a las cartas con otros tres, porque entonces es cuando me muero enseguida. Yo sigo bañándome en el mar en invierno, y todavía practico el alpinismo”, afirma en conversación telefónica. En una de las sociedades más envejecidas del mundo, José María es un ejemplo entre muchos de ese talento y conocimiento vital que se resiste a aceptar la jubilación como un retiro permanente.