El uso diario de mascarillas ha afectado notablemente a los hábitos y rutinas de belleza. Ahora que mucha gente no tiene que ir a trabajar y que el rostro queda parcialmente cubierto, no se recurre tanto al maquillaje o a los pintalabios, sino que se opta por simplificar y recurrir a soluciones que favorezcan un acabado natural. Entre esos pocos productos elegidos están los que permiten hidratar, realzar o iluminar los ojos, la única parte del rostro para expresarse tras una mascarilla.