Bajo la sombra de los árboles de la palabra se reúnen los ancianos de África Occidental para discutir y tomar decisiones consensuadas a favor del interés de la comunidad. El árbol de la palabra es un símbolo del acuerdo, de la construcción de ese acuerdo, y también de la generosidad de la naturaleza y del respeto que esta merece. Su majestuosidad, su simbolismo y su fuerza son eternos. Por eso el estudio del burkinés Francis Kéré pensó en ese árbol cuando el Gobierno de Benín contactó con él y le pidió que diseñara un nuevo parlamento para la República en Porto Novo. El antiguo databa del siglo XIX, la época colonial. Tenía el clasicismo de la estética colonial y se había quedado pequeño.