En su deslumbrante retrato del hambre en el mundo, el escritor Martín Caparrós se hacía esta pregunta: “(…) ¿cómo pelear contra la degradación de las palabras? Las palabras ‘millones-de-personas-pasan-hambre’ deberían significar algo, causar algo, producir ciertas reacciones. Pero, en general, las palabras ya no hacen esas cosas. Algo pasaría, quizá, si pudiéramos devolverles sentido a las palabras”.