Del 22,86% registrado en junio del año pasado al 22,84% de diciembre. En seis meses el coste medio anual generado por pagar con una tarjeta revolving —ese peculiar tipo de plástico que se caracteriza por renovar automáticamente la parte de crédito que el consumidor reembolsa al banco cada mes y por tener cuotas de devolución reducidas— ha quedado prácticamente estable y casi tres puntos porcentuales por encima de lo que el Tribunal Supremo consideró ser el umbral para considerar usurario un tipo de interés, en una sentencia pronunciada en marzo del año pasado. Esta es la principal conclusión del último barómetro de la Asociación de Usuarios Financieros (Asufin), del que se desprende que ese coste sigue casi invariado, pese a algunos ajustes a la baja por parte de distintas entidades, por las elevadas tarifas de emisión y renovación de estos productos.