Ella le llamaba por teléfono y le preguntaba si comía bien y él se extrañaba porque la comida nunca faltaba en casa de su abuela. También le demandaba si allí donde estaba había guerras. Él, con solo ocho años, se sorprendía de ese tipo de preguntas; en Senegal no había nada de eso, ¿por qué le preguntaba esas cosas? Pero claro, Adelina pensaba que en África solo había hambre, enfermedades y conflictos y sufría por el niño que había criado. En aquel momento Bachir no entendía que esas cuestiones reflejaban la mucha desinformación que sobre el continente hay en España. En aquel momento a él le preocupaban otras cosas, sobre todo el adaptarse a la nueva realidad en la que se veía sumergido sin ninguna preparación previa.