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Un terremoto paró el tiempo, otro lo resucitó

El terremoto y el subsiguiente tsunami que, el 11 de marzo de 2011, devastaron las prefecturas japonesas de Fukushima y Miyagi se llevaron por delante casi todo en el monasterio de Fumonji, dejando solo desolación y ruinas. Entre los escombros quedó un reloj de pared centenario, con sus agujas detenidas. El monje Bunshun Sakano, entonces de 48 años, lo recogió e intentó arreglarlo, una y otra vez. Siempre sin éxito. El agua había estropeado el mecanismo.

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