Miguel Zambrana ha estado 40 años cuidando de las botas, de los balones, de las camisetas y de los jugadores del Málaga CF. A sus 62 años, sonríe al recordar el clima de jolgorio que vivía de niño en su casa cada vez queganaba el equipo. Todavía se llamaba CD Málaga y era su padre, Pepillo, el utillero. Fue él quien comenzó con una saga que va ya por su tercera generación. “Cuando perdían, mi madre nos decía a mí y a mi hermana que nos quedáramos tranquilos porque mi padre iba a estar angustiado. El Málaga ha sido siempre nuestra forma de vivir”. El hijo sucedió al padre en 1982. Para su primera pretemporada, se llevó a Bélgica la mejor ropa que tenía. El traje de su boda. Toda una declaración de intenciones. 40 años más tarde, el matrimonio entre los Zambrana y La Rosaleda sigue más vivo que nunca en LaLiga SmartBank. Miguelillo es desde hace un año el tercer Zambrana a cargo de la sala de utillería de La Rosaleda que lleva el nombre de su difunto abuelo.