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Los (falsos) dinosaurios de Waldemar Julsrud en Guanajuato

En julio de 1944, el comerciante alemán Waldemar Julsrud paseaba con su caballo por Acámbaro, en Guanajuato, cuando topó con una pieza de cerámica semienterrada. A los pies del Cerro del Toro, al oriente del pueblo, el hallazgo no era extraño. Ya hacía tiempo que exploradores y coleccionistas encontraban restos cerámicos en la zona, vestigios del pueblo Purépecha. Pero el objeto que encontró Julsrud era distinto a los demás. La figura parecía un reptil prehistórico con un humano montado en su lomo. Fascinado por el hallazgo, Julsrud le propuso a uno de sus ayudantes locales, Odilón Trujillo, un trato para buscar más vestigios: un peso por cada figura de arcilla que él y su gente lograran desenterrar.

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