Se ha comentado mucho estos días la tibieza en la reacción de rechazo a la Superliga vista en España en comparación con Inglaterra, donde el fútbol adquiere un significado vital aún más fuerte que en nuestro país. Quien conozca Inglaterra sabrá que el fútbol es un elemento que vertebra como pocos la realidad de buena parte de su población: algo parecido podríamos decir de España, con sus diferencias. Una de las más notables reside en el ‘municipalismo’ futbolístico que caracteriza a los ingleses, por el cual cobra especial importancia el vínculo entre el club local y la comunidad; por ello, un domingo en cualquier localidad inglesa podemos observar (o podíamos –afortunadamente ya queda menos para volver, como ilustran los 7700 espectadores que presenciaron el domingo la final de la EFL Cup en Wembley–) cómo miles de personas acuden a animar a su equipo, esté en la Premier League o en la cuarta división.