Las plazas de Las Ventas y La Maestranza sufren la indiferencia de los taurinos… y el complejo de los políticos afines. Por esa razón están cerradas. Y por la pandemia, también, claro que sí, pero, sobre todo, porque la tauromaquia no tiene quien la defienda con uñas y dientes en un momento histórico en el que se está debatiendo su supervivencia.