¿Quién nos vendió la idea de que lo nuevo es mejor que lo usado? Puede ser más caro, más moderno, más trendy pero ¿es necesariamente mejor? Yo, por ejemplo, tengo en casa electrodomésticos de segunda mano fabricados en los años 80 en Alemania que me dan un rendimiento y una fiabilidad que ya querrían para sí los nuevos cachivaches muy electrónicos, pero muy orientados hacia la obsolescencia programada que salen nuevecitos hoy en día de la planta de producción.