Bienvenidos al maravilloso reto de viajar con niños y no desfallecer en el intento. ¿Es posible? Sí, si sabes cómo. Gosi y yo llevábamos 10 años viajando solos, de aquí para allá, haciendo autostop, visitando hostales con habitación compartida y hasta incluso durmiendo en sillones cuando hacíamos coachsurfing. No había un solo país que se nos pusiera por delante, cuando llegaron ellos: primero Daniela y después, Oliver. Así que cambiamos la mochila para dos por la maleta para cuatro, cultivamos el noble arte de la paciencia y decidimos que esto no iba a ser el final de ninguna etapa sino más bien el principio de otra más bonita todavía, pero ahora sellando pasaportes para cuatro.