Situado en el prodigioso entorno de la reserva de la biosfera de Urdaibai, este es un templo al mar hecho pueblo. Sus edificaciones se han ido colocando a distintas alturas, siempre mostrando su arquitectura tradicional al Cantábrico, con el puerto como epicentro de Mundaka. En esta villa vizcaína mandan los flujos de la luna, que cambian radicalmente el paisaje, aunque ahora el horizonte no lo dominan los pesqueros, sino las tablas de surf.