“Cuando aterricé en Toledo sentí algo mágico”, evoca Beni Levi, israelí de Petaj Tikva, en la periferia de Tel Aviv, al echar la vista 25 años atrás. En su flamante pasaporte figura como segundo apellido Varón, procedente de su abuela materna, que solo concibió hijas. La ley de los sefardíes le ha permitido hacerse español sin tener que renunciar a su ciudadanía de origen ni residir en España. Fue de los primeros en presentar su solicitud tan pronto como entró en vigor la ley, hace casi cuatro años.