Casi 150 animales (perros y gatos) discapacitados o enfermos crónicos “viven felices” en la protectora Bichos Raros, ubicada en la sierra norte de Madrid, gracias a la labor altruista de María García (46 años) e Inmaculada Torregrosa (52 años). Enfermera y abogada, respectivamente, comenzaron hace más de una década haciéndose cargo de animales que requerían de algún cuidado especial y que no podían ser atendidos por otras protectoras. La suya se mantiene gracias a los ingresos procedentes de sus trabajos y a las donaciones puntuales de sus socios. “Es difícil, no llegamos nunca a fin de mes, pero vamos tirando”, dice García.