Los climatólogos, los biólogos y muchos otros científicos están desesperados. No saben cómo expresar la gravedad del calentamiento global actual a causa del CO2. No saben qué hacer para que su voz sea escuchada. Estamos ante el desafío más grande de la historia de la humanidad. Por supuesto, millones de veces más letal que el dichoso coronavirus que tanto nos preocupa ahora. Hay que hacer lo que sea para evitar el fin de la humanidad. Suplicar a los poderes públicos. Que consideren por fin la ecología como la mayor prioridad. La inacción es nuestro suicidio. No emprender una revolución contra la manera en que consumimos es un auténtico crimen contra nuestra vida. Todos vamos a ser víctimas de nuestra frivolidad. ¿Por qué no hacemos lo necesario cuando aún estamos a tiempo? El futuro está en peligro. Hay que hacer algo ya.