El sábado pasado, confinada en mi casa, recibí un mensaje de Monther, un compañero de Oxfam en Yemen: “¿Estás bien?” Me decía. “Estamos viendo las noticias sobre España y la Covid-19 y estamos preocupados por vosotros. Quedaos en casa. Allah os protege”. Un día después, Emtethal, una yemení quién me ayudó a traducir las entrevistas del árabe al inglés, me manda un corazón por Facebook y me pide que, por favor, me quede en casa: “Cuídate. Vendrán tiempos mejores. Rezamos por vosotros”, me dice. “Insha’Allah”, le respondo. Y le devuelvo el corazón.