Desde el primer momento en que empieza a hablar de su lucha en favor del colectivo LGBTI, el móvil del comisario de policía Mario Leony no deja de sonar. Entre una llamada de una amiga, de un conocido y de un compañero de trabajo, de pronto cruza un mensaje que le hace cortar la conversación. Su expresión facial denota preocupación. “Un transexual necesita ayuda. Su compañero ha sido detenido”, comenta con una mirada al vacío como se estuviera buscando una rápida solución para el sucedido.