Los Washington Redskins han sido los últimos en rendirse a la poderosa marejada de la corrección política. El equipo de fútbol americano ha aceptado cambiar de nombre tras años insistiendo en que el actual (pieles rojas) nunca ha pretendido ser un insulto racista, sino todo lo contrario, un homenaje y una muestra de respeto a los primeros pobladores de los Estados Unidos.