Para empezar, “que un producto esté prohibido en Europa no implica que sea ilegal en África”, insiste Diego Ayala, entomólogo del Instituto de Investigación para el Desarrollo (IRD, por sus siglas en inglés), en Marsella (Francia). Su declaración nace en respuesta a una nueva investigación de Greenpeace, basada en el análisis de 400 informes de empresas europeas, que concluye que Europa vendió en 2018 más de 81.600 toneladas de algunos pesticidas prohibidos en sus tierras—entre ellos el dicloropropeno, la cianamida, el paraquat, el herbicida trifluralina, el acetoclor y la atrazina— a 85 países, de los cuales tres de cada cuatro son países en vías de desarrollo. España se sitúa en lo alto de la lista con un 6% de esos agroquímicos a su cargo, según los resultados que se han publicado este jueves.