Samuel Anuga nunca pensó que el cambio climático fuera a tener efectos directos en la salud mental de los ghaneses. Desde que vio cómo muchos desarrollan depresiones, estrés y algunos hasta intentan acabar con su vida tras la pérdida de cosechas o la destrucción de sus casas y granjas tras inusuales lluvias, decidió dedicarse al activismo. Nez Ibequa en Nigeria quiso poner fin a la violencia entre campesinos que migran y pelean por las mismas tierras. Y desde hace unos años, la obsesión de Rudo Piri es que las comunidades de Zimbabue sean las que lideren la transición ecológica; que la belleza natural de su país vuelva a parecerse a sus recuerdos de infancia.