Perdona a mi perro, le gusta llamar la atención”. Alessandro Michele habla vía Zoom desde su piso milanés donde pasa el segundo confinamiento italiano. Con su larga melena mesiánica, los dedos cubiertos por enormes anillos y un sencillo jersey —“de hace tres años”—, el director creativo de Gucci, uno de los más relevantes de la industria de la moda, reflexiona sobre su última osadía: pasarse algunas de las reglas más asentadas del sector por el arco de los pantalones de campana. Venía avisando. El pasado mayo ya anunció que reduciría el número de colecciones anuales de seis a dos, que no responderán a la tradicional división por temporadas y géneros, ni se ajustarán al calendario de las semanas de la moda. Y cumplió su palabra. “La pandemia”, asegura el diseñador de 47 años, “ha cambiado el mundo y el sector del lujo de una forma radical”, y las normas que lo llevan rigiendo desde que Gucci se fundase hace 100 años se han revelado obsoletas. Se impone — advierte— una transformación. Aunque sea traumática.